lunes, 10 de agosto de 2009

El Lazarillo de Tormes – Actividad


Actividad para 5to. Año:

A continuación les presento una serie de consignas para escribir un texto literario relacionado con La vida de Lazarillo de Tormes. Elijan una de ellas y pongan manos a la obra!
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1)El texto refleja a su manera la realidad social del momento en el que fue producida. Comparen esa imagen de la realidad con las escenas protagonizadas por los chicos de la calle que viven en las grandes ciudades actuales. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentras? Escribe un texto proponiendo una reflexión sobre el tema.
2) Te propongo que escribas una aventura donde el pícaro sea un personaje callejero actual. En ella tienen que estar presentes dos de los rasgos más destacados de La vida de Lazarillo de Tormes: el humor y la crítica social. Puede ser un cuento o una obra de teatro.
3) Sos la persona a la que Lázaro se dirige con el apelativo “Vuestra Merced” y recibiste el libro en el que aquel narra sus peripecias. Escribile una carta de agradecimiento y expresale tu opinión acerca de su vida y su obra.
4) Eres Lázaro ya adulto y con mejor fortuna. Te encuentras imprevistamente con el viejo amo ciego. Elije escribir:
a) un monólogo en el que le reprochan al ciego sus maltratos.
b) un diálogo en el que ambos llegan (o no) a un entendimiento.
c) un relato en tercera persona en el que narras este encuentro y describe las circunstancias en las que éste tuvo lugar.
5) Continúa la historia de Lázaro, redactando una nueva aventura y un nuevo final.

48 comentarios:

  1. Ciccorossi Antonela11 de agosto de 2009, 6:27

    A pesar de todo Lázaro siguió sirviéndole al Arcipestre dejando de lado todo el comentario que existía acerca de su mujer ya que él había alcanzado su fortuna que era comer dignamente.
    Transcurría un día de trabajo de Lázaro en su humilde casa cuando se escucha el ruido de que alguien llama a la puerta, su mujer se dirige hacia ella. Al abrirla se encuentra con un señor ya anciano pero muy bien vestido que pregunta por su marido, Lázaro al ir la voz de la visita reconoce instantáneamente que se trata de su antiguo amo, el ciego, el cual le había enseñado a manejarse en la vida. Lázaro queda sorprendido, lo hace entrar a su casa y pregunta porque se encontraba allí, el ciego respondió:

    - Lázaro, te he buscado todos estos años para agradecerte lo que has hecho por mí, porque como consecuencia de aquel golpe he encontrado una mujer con quien casarme de buena posición económica la cual me salvó la vida en ese horrible momento. Al principio llevaba tanto odio conmigo que sólo deseaba cruzarme con vos nuevamente en esta vida para vengarme pero con el tiempo, averiguando sobre tu paradero supe que la has pasado mal y me compadezco de ti pero hay algo que atrajo mi atención y es que has sido muy astuto, eso significa que mi enseñanza fue buena y me alegra mucho.

    Lázaro no reaccionaba ante esta respuesta después del mal que él le había hecho al ciego, este lo estaba perdonando y como consecuencia de este silencio el ciego continuó diciendo:

    - Otro de mis propósitos por el que me encuentro aquí es que he quedado viudo hace muy pocos días y necesito una persona que me acompañe en lo que me queda de vida ya que no puedo estar solo y pensé en vos Lázaro. Yo te pagaré muy bien por tus servicios debido a que he heredado algunas tierras de mi pobre señora.

    Lázaro todavía desconcertado le dijo:

    - Esta bien puedes quedarte aquí como recompensa por lo mal que me he portado contigo, mi mujer me ayudará a cuidarte – ella asintió -.

    Y así fue como pasaron los meses, Lázaro protegiendo al ciego mientras este viejito, astuto y mezquino como siempre lo había sido, le advertía sobre las aventuras de su esposa y el amo y le aconsejaba sobre lo que debería hacer pero Lázaro no escuchaba sus consejos.
    Del dinero que el ciego había prometido a Lázaro por los cuidados que este le proporcionaba no había ninguna noticia hasta que un día Lázaro enfrenta al ciego y le pregunta sobre el tema, el cual le responde:

    - Todavía tienes mucho que aprender querido Lázaro, mi matrimonio con la señora de clase alta era mentira, lo ideé para que creyeras que yo había cambiado mi actitud y ponerte a prueba, sigues siendo tan inocente como el día en que comenzaste a estar a mi lado, como aquella vez en Salamanca con el toro, ¿te acuerdas?

    Cuando terminó de pronunciar la última palabra, el ciego se desvanece y muere junto a Lázaro de envenenamiento en la sangre por beber cianuro. Lázaro, un tiempo más tarde es acusado de asesinar a su primer amo, el ciego.

    Antonela Ciccorossi, 5º Humanidades y Ciencias Sociales

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  2. Caminando por Toledo, vi a un hombre sentado solo y triste. Me acerqué a él porque sabía que de algún lado yo lo conocía. Era el ciego, el amo que hace un tiempo atrás, cuando yo no tenía fortuna, me había maltratado. Ésta era la oportunidad de mi venganza por todo lo que él me había hecho sufrir, pero pensándolo bien me dije que no, que a mí no me agradó como él me trato a mí. Aunque aquella vez hice que se diera contra el palo sin que él se diera cuenta para poder escaparme, después me arrepentí y ésta era la ocasión de pedirle perdón.
    Lo fui a buscar, todavía él me seguía reconociendo. Le dije si quería venir conmigo, que lo iba a llevar a la casa en donde estaba viviendo yo (la casa del cura). Él aceptó y nos fuimos los dos.
    Cuando llegamos, le dije que se fuera a bañar y que también le iba a dar de comer, ya que por como se veía hacia demasiados días que no comía.
    Al final él me pidió perdón, estaba arrepentido por no haberme tratado tan bien cuando él era mi amo. Yo le dije que borráramos esos malos recuerdos, que cuando quisiera me venga a visitar. Él muy contento terminó de comer y de bañarse y se fue.

    Ileana Cavallone - 5º Humanidades y Ciencias Sociales

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  3. De: Celeste Cuello, 5º Humanidades y Cs. Sociales

    Habiendo huido mi amo de mí, me vi en una desdicha peor de las que venía acarreando.
    Comencé entonces a vagar, en búsqueda de nuevo amo, pero esta vez parecía que nadie me necesitaba. Fue así que anduve no sé cuanto tiempo, caminando sólo, valiéndome de las limosnas que me daban las personas y bebiendo de pequeños cursos de agua. Dormía en donde me cayera la noche, porque ya sentía que a ningún lado iba a llegar, de modo que no sentí sufrimiento mayor al que había pasado.
    Como un vagabundo, me fui de Toledo y después de haber caminado ininterrumpidamente, soportando temporales, hambre, sed y cansancio, fui a dar con mi nuevo amo en Granada. Éste era gitano. Al verme me dijo:
    -¿Buscás amo?
    -Sí- respondí.
    - Ven conmigo al toldo- me dijo.
    Y así fue como me llevó consigo hacia su vivienda precaria, en la que había colgajos de telas en los techos, y pedazos de vestimenta hacían de puertas.
    Estando allí, mi primer mandado fue el de servirle la comida. Mi nuevo amo no era de hablar, pero en lo poco que dijo descubrí que era soltero, que se dedicaba a la venta de joyas robadas a los transeúntes y que había venido de Hungría cuando niño.
    En los dos meses aproximadamente que estuve con él, me enseñó todo tipo de artimañas para robar a las personas las joyas: cómo detectarlas, cómo engañar a las personas y cómo sacárselas. Tal es así, que un día confesóme haberme entrenado para que comience a robar tal y como él, mas en mi inocencia confesé nunca haber robado. Rióseme y sin perder minuto, un día, debí salir en busca de joyas.
    Solo en la calle, comencé a recordar las estrategias que mi amo me había enseñado. Tenía poco tiempo para realizar mi trabajo, y como nunca, una sensación aterradora me apretaba el pecho. Si bien, siempre debí valerme por mi cuenta, lo único que he robado fue comida para poder satisfacerme, mas joyas y posesiones de gente que no fuera mi amo, me eran totalmente ajenas.
    Me concentré en donde estaba, en esa calle angosta muy circulada, donde los transeúntes se apilaban de aquí para allá: vendedores, trabajadores, gitanos y niños que caminaban cada uno con un rumbo distinto.
    Y en un momento de distracción, fue que identifiqué a un señor portador de un anillo de oro. Lo miré fijamente. Caminaba despacio y habrá tenido unos cuarenta años. De a poco, me le acerqué para comenzar mi trabajo. Yo estaba a unos veinte centímetros de él. Cuando lo sentí seguro, me arrebaté sobre ese hombre, y sin pensarlo, lo arrojé al piso violentamente. En el forcejeo, el hombre logró darme tres golpes en mi ojo. Al arrojarlo, comencé a buscar su mano izquierda en donde portaba el anillo, mas su fuerza era superior a la mía, y fácilmente logró voltearme. Para mi suerte, un policía pasaba por allí y sin preguntas ni cosa que se le pareciese, preso me puso en una cárcel cercana de allí. Fue entonces donde pasé cinco días preso, mas sabía que salir nunca me dejarían.

    --> Continúa en el próximo comentario...

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  4. <-- Continuación del comentario anterior:

    Fue entonces, en donde el ingenio volvió a resurgir ante una situación de aprieto. Muerto de hambre del poco pan que me daban (y a veces ni eso), se me ocurrió inspeccionar los barrotes de hierro de mi celda, y descubrí que uno de ellos estaba poco firme. Recordé entonces, que entre los restos de comida, y la basura que llevaba en mis bolsillos, había una pequeña lima que había encontrado perdido en la calle, vagabundeando. Así es que empecé mi largo trabajo de hormiga, limando aquel barrote que me daría la libertad. Claro que tuve que tener cuidado con los guardias que, para mi suerte me habían dejado abandonado, porque me creyeron muerto una noche en que me dormí profundamente y no desperté hasta el otro día. Es así que bien descuidado me tenía, así que pude trabajar tranquilo sigilosamente, como debí hacerlo alguna vez para poder comer. Unos ocho días después, finalicé mi trabajo. Mucho tiempo me llevó poder pasar por ese angosto corredizo que había quedado, pero al estar yo casi desnutrido, no tuve demasiados problemas al fin.
    La prisión era una ratonera. Para poder salir, tuve que esconderme por casi cinco horas, tratando de no respirar y de hacer poco ruido, para que los guardias no me descubrieran. Me mantuve firme en un hueco que encontré, próximo a la salida. Yo sabía que los guardias hacían el recambio muy pronto, y sólo tenía unos minutos para salir corriendo a mi libertad.
    Mientras observaba atentamente, sin perder de vista a los hombres. Efectivamente, llegó el recambio, de modo que comencé a desprenderme del lugar donde estaba a espaldas de quienes vigilaban, tratando de no hacer ruido, y próximo a la puerta comencé a correr y correr, entregado, sin pensar en nada…y cuando me dí cuenta estaba frente a un río. No sé realmente cuanto tiempo había pasado, calculo que unos quince minutos, pero los sentí como la eternidad.
    Me senté junto al río, tomé un poco de agua, lavé mis manos, y mojé un poco mi cuerpo. Fue allí cuando recordé a mi amo, el gitano ratero. Y decidí irlo a buscar, que ya me habría de haber creído fugitivo. Todavía en Granada doy con los trapos de mi amo y no lo encontré, y gente vecina me informó que hacía ya tres días que no aparecía por allí. Lo creían muerto.
    Solo, sin amo, sin nada que hacer, comencé a caminar, en busca de mi destino. Mi destino, esas preguntas me las había hecho desde hacía unos días. Supongo que la vida me ha golpeado duro, y es por ello que muchas pregutas comenzaron a rondar mi cabeza. Pero lo cierto es que estoy acá, en un camino que no conozco, sin alimento y sin nada más que mi consciencia. No sé adónde llegaré, pero la verdad que ya no me interesa caminar más. Mis piernas no pueden, mi cuerpo no quiere. Espero encontrar un lugar mejor…

    De:Celeste Cuello, 5º Humanidades y Cs. Sociales

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  5. CONSIGNA 1:

    REFLEXIÓN:

    A pesar de que “La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades” fue creada hace muchos años, aun hoy, en las ciudades, vemos chicos como Lázaro. Chicos que fueron abandonados a su suerte con muy corta edad, que deben ser astutos para lograr sobrevivir en una sociedad donde mucha gente prefiere mirar hacia otro lado antes de ayudarlos.

    Así como Lazarillo, deben estar a merced de aquel que los explota, para luego recibir una miserable porción de lo que consiguieron.

    La obra, refleja no solo lo que era la sociedad en ese momento, también nos demuestra que a pesar de los años y las experiencias vividas no hemos evolucionado, no somos tan diferentes a las personas que aparecen a lo largo de la obra; aun existe la hipocresía, la avaricia, la explotación de menores, la pobreza y por sobre todo los niños que día a día deben luchar por lo mismo que luchaba Lázaro, por vivir.

    Débora Segovia - 5to. Humanidades y Ciencias Sociales

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  6. 4) Continúa la historia de Lázaro, redactando una nueva aventura y un nuevo final.
    Ultima aventura de lazaro.
    Lázaro se encuentra con su ultima ama (Lucrecia), en este caso es una mujer de una clase social superior a la de el, quien mediante una charla con lazaro decide llevarlo a su casa para que este trabaje como sirviente. Al correr de los días y de los meses, Lucrecia se da cuenta que esta perdidamente enamorada de su sirviente, trata de confesarle su amor, pero lo encuentra muy desinteresado y prefiere no decirle nada.
    A la mañana siguiente lazaro despierta para hacer el desayuno y ponerse a hacer las tareas de la casa y comienza a recordar el sueño que tuvo a la noche,…soño que se casaba con la señora y que tenían una hija. Definitivamente lazaro se da cuenta de lo que siente y es el quien le confiesa su amor a Lucrecia, primero le prepara un magnifico desayuno con una rosa y se dirige hacia la habitación de la señora, entra y no piensa mas, se lo dijo. Ella queda imnotisada ante esta declaración, no puede creerlo (pensó siempre que lazaro no sentía nada), se besan, se abrazan y deciden vivir juntos en la casa, también ponen fecha de casamiento.
    Finalmente lazaro se da cuenta que esta vez no le importaría no tener para comer, en este momento lo único que quiere es estar al lado de Lucrecia que de todas maneras se encontraba en una posición económica destacada; recuerda toda su vida y dice: “ quien iba a imaginar que yo ( un pibe de la calle) termine de esta manera, FELIZ, ENAMORADO Y CASI MILLONARIO.

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  7. De: Débora Segovia - 5to. Humanidades y Ciencias Sociales

    Aquella tarde hacía frío. Yo odio el frío, sobre todo cuando debo salir de casa y el viento helado me da bofetadas en el rostro. Aquella tarde no lograba concentrarme en la tarea, miraba los gorriones a través de mi ventana, escuchaba a los grandes con sus autos y motos alborotando las calles. Esa tarde fue la primera vez que vi a Tomás, pero no sería la última.
    Recuerdo que golpeó mi puerta dos veces, con un golpecito suave, tímido; casi como una disculpa sonó aquel golpe. Era un niño de unos once años, flaco y sucio, la ropa que llevaba era muy grande para su pequeño cuerpo. Un niño de la calle, supuse. Recuerdo que llame a mamá, porque tenía miedo de aquel niño. Era tan diferente a mí, a mis amigos, a mis compañeros del colegio. Mi madre siempre sintió un cariño especial hacia los chicos que viven en la calle; sentía la necesidad de hacer algo por ellos, así como yo sentía necesidad de ayudar a los perros callejeros. Así que le dio una bolsa de pan y una campera vieja de mi hermano mayor para que se cubriera. Cuando lo vi marcharse, creo que la poca concentración que tenía en mis deberes terminó de desaparecer. Me sentí tan mal. Yo estaba ahí adentro, mirando televisión y calentándome las manos en la estufa, mientras miles de chicos de mi edad estaban en las calles, soportando aquella ola polar, el hambre y la soledad.
    Cuando volvió a mi casa, con él llegaron los primeros brotes primaverales. Había adelgazado desde aquella vez, estaba descalzo y agitado. Esta vez los golpes desesperados en la puerta me habían sobresaltado, era un llamado de ayuda.
    Llame a mamá rápido para que abriera la puerta. Cuando lo hizo; vi a un chico asustado, más rojo de lo normal. Tomás le contó atravesadamente a mi madre que la policía lo estaba corriendo por haber sacado un paquete de masitas de su auto patrulla. Aunque lucía asustado no pude evitar reírme. Por el barrio todos conocían las travesuras de Tomás.
    Una vez se puso una venda en los ojos, agarró una ramita para guiarse y fue así, a tientas hasta la plaza del centro, para que las personas creyeran que era ciego y le dieran monedas y comida. Estaba llevando muy buena racha, hasta que pasó por allí Petaco, el borrachín de la Plaza, y comenzó a gritarle mentiroso tan fuerte que todos en la manzana lo oyeron. Como ya no había nada más que reunir (porque la gente ya sabía que no era ciego) y temía que los engañados regresaran a reclamar su dinero, salió corriendo, no sin antes darle una zancadilla a Petaco.

    --> Continúa en el siguiente comentario.

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  8. <-- Continuación del comentario anterior:

    Otra vez, la señora Pérez había hecho una tarta de ciruela, de esas que ves y se te hace agua la boca. La dejó en la ventana, como era su costumbre para que se enfriara un poco. No contaba ella con que Tomás pasaría por allí y sentiría (como el resto de nosotros) el delicioso olor de la tarta. Su estómago le indicó que tomara esa tarta, pero Tomás tenía miedo que la señora se asomara y lo descubriera. Entonces su estómago crujió y se retorció para hacerle notar que tenía mucha hambre, que hacía un día y medio que no comía nada.
    Tomás decidió tomarla. Primero chequeó el jardín. no sería la primera ni la última vez que un perrote de grandes colmillos lo hiciera correr hasta cansarse; así que luego de mirar durante cinco minutos el jardín (y pensar que las rosas de la señora Pérez necesitaban agua), saltó la reja de la casa y se dirigió sigilosamente hacía la ventana.
    Dos segundos, fue todo lo que le tomó a este rápido pillo agarrar la tarta y salir corriendo de allí con ella. Había triunfado; ningún perro lo había espantado y la mujer no se había dado cuenta de el hurto, ya que estaba muy concentrada cantando por toda la casa The next time I fall.
    Lo malo fue que, cuando logró llegar abajo del puente donde dormía y jugaba solitario o con otros chicos de la calle, se puso a comer hasta hartarse, la tarta aún caliente. Fue entonces cuando descubrió por qué la señora la había dejado enfriarse. El dolor de panza que le agarró le enseñó que no debía robar tartas, y si lo hacía, por lo menos debía comerlas frías.
    Pero volviendo al presente, Tomás estaba aún agitado por aquel suceso (un tanto chistoso para mí) con la policía. Mamá hizo que el niño entrara a la casa por un momento.
    Cuando el coche patrulla paró en casa, sentí los latidos de Tomás acelerarse, los míos también. Mamá nos mando a la cocina, mientras ella recibía a los oficiales en la sala. Ambos nos pusimos detrás de la puerta para oír lo que aquellos hombres uniformados tenían para decir. Cuando mamá los convenció de que allí no había nadie y los invitó a retirarse, sentí que el aire regresaba a mis pulmones (y a los de Tomás, parecía una estatua allí, petrificado del miedo).
    Cuando todo el revuelo y la risa en el vecindario terminó, Tomás ya había merendado en casa y había visto dibujos animados conmigo; ahora que lo conocía mejor, estaba segura que él y yo compartiríamos muchas aventuras juntos, porque era imposible no pasar un rato gracioso con aquel pícaro.

    De: Débora Segovia - 5to. Humanidades y Ciencias Sociales

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  9. Lazarillo de Tormes refleja la realidad social en la que se encontraba sumergida España en ese momento, mostrándonos como tranquilamente el personaje podría adaptarse a la actualidad, ya que los niños a pesar del paso del tiempo siguen siendo uno de los grupos más marginados.
    Comparando al personaje con cualquier chico de la calle en la actualidad, encontramos el mismo objetivo que es de luchar día a día por sobrevivir a pesar de que hoy se esta expuesto a muchos mas peligros sobre todo para niños que no dejan de ser seres llenos de inocencia y necesitados de comprensión.
    Esta en la sociedad la voluntad de cambiar este hecho, en los adultos comprender que de estar manera se esta arruinando a las próximas generaciones, entender que lo único que se les esta inculcando es desinterés por progresar, en un mundo donde el acceso a la igualdad de oportunidades es posible.
    Muchos deberían tomar el ejemplo del autor de Lazarillo, hacer ver que la realidad en la que vivimos no es positiva y buscar el modo de que el cambio sea posible, para así el día de mañana tener un futuro diferente a nuestro presente.
    Lucía Juncos. 5to humanidades y Ciencias Sociales.

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  10. María Belén Campo11 de agosto de 2009, 19:20

    5to H.C.S.

    1)El texto refleja a su manera la realidad social del momento en el que fue producida. Comparen esa imagen de la realidad con las escenas protagonizadas por los chicos de la calle que viven en las grandes ciudades actuales. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentras? Escribe un texto proponiendo una reflexión sobre el tema.


    En la actualidad existen muchos Lazarillos de Tormes. Son niños a los que les toca sufrir las consecuencias de diversos errores que condicionan su desamparada situación. Desde temprana edad deben hacerse cargo de sí mismos rebuscándoselas día a día para sobrevivir sin tener a alguien que los proteja, los alimente, los eduque y les brinde afecto.
    Dificilmente exista hoy un niño que sirva a un ciego, a un clérigo o a un escudero a cambio de unas migajas de pan. Lo que sí existe cada vez con mayor frecuencia es el maltrato infantil, la explotación de personas, violación de los derechos del niño, abusos y humillaciones irreversibles.
    Hoy en día, estas violaciones de derechos muchas veces llevan a que estos chicos roben, se droguen e incluso maten por inconsciencia, desesperación y necesidad.
    La tarea de juzgarlos, acusarlos, odiarlos y señalarlos, es mucho más fácil que la de intentar revertir los factores condicionantes que los llevan a cometer estos actos. La solución está al alcance de algunas personas, y ya es hora de que éstas tomen medidas.

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  11. Ultima aventura de Lázaro.

    Después de que las tías me acogieron, las cosas cambiaron mucho. Ahora trabajaba de verdad, en una casa de personajes que realmente conocían la riqueza.
    La casa era enormemente lujosa, de lozas brillantes y habitaciones resplandecientes, iluminadas por hermosos candelabros.
    Las tías se llamaban Erminia, Elena y Eugenia.
    El señor Salvador era el dueño de la casa, un hombre duro, impaciente, serio e intolerante. Era un gran terrateniente y casi nunca estaba en la casa porque se dedicaba tenazmente a cuestiones de estado que intensificaba su renombre.
    Sin embargo, lo que más me gustaba de esa casa, era Anastasia. Una joven hermosa, de cabello largo, brillante y sedoso, de una piel clara como el agua y unos ojos verdosos e intensos. Su mirada era dulce y cautivante. Caminaba con una gracia inocentemente tentadora y su aroma desorbitaba a cualquier hombre vivo. Y quizás, lo que más me gustaba de ella, era saber que nunca la podría tener.
    En esta casa, mis músculos estaban felices, mi cuerpo lo suficientemente satisfecho y mi barriga creía estar en el paraíso. En la casa había más sirvientes que jefes, por lo tanto, una vez al día, los sirvientes de mayor escala nos preparaban un banquete relativamente aprobable para los sirvientes. Yo, que no estaba acostumbrado a esos tratos, creí encontrar finalmente mi lugar en el mundo. Aunque claro que el trabajo de la estancia y la limpieza de aquella enorme casa no era cosa fácil, pero no me quejo, sino todo lo contrario.
    Sin embargo, a pesar de que mi cuerpo estaba en excelentes condiciones, era mi corazón el que ahora sufría desnutrición, ante la presencia de un amor que sabía que nunca le pertenecería.
    Las tías me molestaban mucho, con la suciedad de acá, con los mandados de allá, con el desorden de aquí, con la postura con la que debía dirigirme a ellas y otras cuestiones obsoletamente superfluas. Esas quejas eran comunes cuando yo me distraía al verla acercase hacia donde yo estaba. A veces, cuando ella pasaba junto con Judit, su sirvienta personal, yo me asustaba, sentía una especie de miedo a que descubra mi debilidad, mi pecado. Sentía que el corazón desbocado se agitaba ante sus pasos, y temía que la fuerza con la que golpeteaba mi pecho le advierta sobre mi secreto.

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  12. Chicas: ¡Las felicito! Sus trabajos me sorprendieron muchísimo. Ahora que ya sé que tienen tanto potencial, las voy a hacer escribir más seguido!! Sigan así!

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  13. El reencuentro con su primer amo, el ciego

    Hallándose otro día en Salamanca, Lázaro se encontró con su primer amo, el ciego. Lo saludó y éste lo reconoció. Intercambiaron algunas palabras de esta manera.
    - ¿Has buscado otro “hijo” que te sirva?
    - No, estoy muy bien acompañado, con mi propia compañía a mí me sobra.
    - Es hora de que tú sepas lo que pasé al estar junto a ti.
    - No entiendo qué me quieres hacer saber, yo a ti te ayudé.
    - Yo valoro lo que tú me enseñaste, pero los malos tiempos que me hiciste pasar no los voy a olvidar. Tu enseñanza de mucho me sirvió, pero no te puedo perdonar lo que me hiciste sufrir.
    - Tú lo pasaste mal, pero por tu voluntad. Ahora que aprendiste de mi enseñanza no me puedes reprochar cuál fue mi forma de educarte, porque gracias a ella tú has llegado al nivel en el que estás.
    - No hablo de tu forma de educarme, fue tu desprecio el que me hizo sufrir.
    - Si en mi forma de enseñar yo te dañé, perdóname, no era lo que quería. Sólo intentaba convertirte en hombre.
    - Tus disculpas acepto y mi agradecimiento te ofrezco, pidiéndote que me acompañes en esta vida de ahora en adelante.
    - Yo ya he cumplido mi tarea y mi vida de aventuras y enseñanzas ya ha concluido.
    Luego de estas palabras, se despidieron, y Lázaro su recorrido continuó.

    Melina Ceresoli, 5to. Humanidades y Ciencias Sociales.

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  14. Cómo Lázaro se asentó con un dueño de hacienda y de lo que sucedió con él.

    Estando de Toledo a las afueras una tarde, la vida de una niña salvé. El carromato salió despedido y la pequeña al medio del río voló. Había querido Dios alumbrarme y mandarme a ese lugar a pescar.
    Viendo lo acontecido no dudé y pronto me puse a nadar. Llegué hasta la pequeña la tomé fuertemente y hasta la orilla no la solté, evitando que la corriente del río hiciera con ella una desgracia. A las dos mujeres encargadas de su bienestar, la niña mojada entregué. Las dos la abrazaron y no paraban de llorar. Pronto mantas secas y perfumes la envolvieron y ropa nueva y seca le pusieron.
    Con la satisfacción de haber cumplido con el deber y teniendo dos peces grandes en mi casa que aseguraban una buena cena y algo más, eché a andar. Las mujeres suplicaron que las acompañara hasta la casa familiar, porque seguramente el padre las gracias en persona me querría dar. No teniendo apuro en regresar caminé detrás de las tres y a dos horas de andar llegamos a una gran casa que nunca yo había de imaginar: animales en corrales, frutales por delante y por detrás. Pensé: dichoso el que ha de vivir en este lugar, por comida no se tiene que preocupar. Al vernos el cochero -que se había adelantado- nos vino a encontrar y me pidió que lo acompañe a un lugar.
    Hízome entrar en una casita pequeña, igual a la principal, para que yo tomase un baño y eligiera calzado y ropa para usar: nunca había tenido tan cerca ropas de esa calidad. Al terminar de cambiarme no me reconocí en la imagen que el espejo devolvía de mí.
    De ahí me condujo a la casa principal. En la puerta me esperaba el dueño del lugar. El buen hombre me recibió y agradecióme haber salvado la vida de su tesoro y ofrecióme vivir en la hacienda con mi familia y con renta, sin otra cosa que pensar que en la vida disfrutar. Creí morir por no poder con tanta felicidad.
    Esto pasó hace muchos años. Con mi mujer vine a vivir y once de mis hijos nacieron aquí, donde soy muy feliz.

    Sofía Esci, 5to. Humanidades y Ciencias Sociales

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  15. 2) Aventura donde el pícaro es un personaje callejero actual.

    Personaje: Pablo, niño de siete años, sin padres, ha sido criado por un vagabundo.

    Hoy, como todas las noches, me pongo a escribir en estas simples hojas que encontró aquella vez Don Luis, revolviendo la basura de aquella mansión. Estas hojas y esta cobija es lo único que me queda de aquel gran hombre que me crió y que desde mis tres años me enseñó a trabajar, a revolver la basura y a robar, y demás cosas que él me enseñó para sobrevivir.
    Mañana, como todos los días de mi corta vida, me voy a levantar para ir a pedir a los semáforos, para poder comer al mediodía y, si no es así, voy a pedirle comida o plata a la señora que vive en la mansión.
    Cada día me pongo a pensar en aquella señora que es tan buena y que no tiene hijos para darle todo su amor, y yo acá tan solo, con este frío y sin nadie que me quiera.
    Al llegar a la mansión, como todos los días, sin tener un lugar donde dormir ni comer, toco el timbre frente a aquellas rejas negras tan altas y lujosas, y veo que de allí adentro sale ella, tan sonriente y contenta, con un papel en la mano en el que dice solo mi nombre; mi apellido no porque no tengo y si tengo no me acuerdo. Como yo no sé leer, la señora me explica que en ese papel había una noticia muy buena, algo así como que yo iba a ser un hijo de ella y que iba a vivir en la mansión. Iba a poder ir a la escuela, tener la ropa limpia y nueva y no pasar más frío. Y mejor aún: no iba a vivir en la calle y no iba a robar más.
    Lo que más rescato de no vivir nunca más en la calle, es que voy a poder tener una educación y valores, como los de la señora Elisa, y voy a agradecer todo lo que ella me puede brindar.

    Dana Carranza, 5to. Humanidades y Ciencias Sociales.

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  16. Me di cuenta de que mi mujer es la cosa del mundo que yo más quiero. Me había prometido a mí mismo que, aunque la bronca me carcomiera por saber que tenía un romance con mi amo, nunca le haría daño. Pero cuando los vi en su habitación, en mis venas fluyó el deseo de venganza, aunque yo no podría hacer nada, porque si lo hacía me iba a quedar sin dinero, sin alimento y sin casa.
    Yo he cambiado mucho. Yo sé en este momento razonar, pero ver a mi amo tocar a mi mujer me puso los pelos de punta.
    La mañana venida, empecé a pensar cómo podría matar a mi amo y quedarme con mi mujer y con todo el dinero de él, con su alimento y con su casa. Y así fueron pasando los días, hasta que se me ocurrió una idea. Era el momento de decirle a mi mujer todo lo que yo sabía de su amorío con mi amo y ella estaría de acuerdo con matarle, porque podríamos vivir solos los dos sin que ella tuviera que sufrir con estar con él por plata, aunque se me vino otro pensamiento a mi cabeza: si ella estaba enamorada de mi amo, también tendría que matarla a ella. Cómo había cambiado mi cabeza cuando pensé eso, pero me tenía que arriesgar. Yo podía obligarlo a mi amo, amenazándolo que firmara un papel, donde diría que todos sus bienes me los dejaba a mí, pero cómo asesinarlo era la cuestión.
    Ese mismo día decidí hablar con mi mujer, decirle todo lo que había estado pensando. Sé que ella ibra a estar de mi lado, pero si no lo estaba... ¿qué iba a hacer yo? Tenía que pensar en matarla otra vez y eso me hacía un nudo en la garganta. Mi mujer tenía una cara de preocupación cuando fui a su encuentro, yo no sabía qué esperar.
    - Mi bella mujer, ¿qué te está ocurriendo?
    Ella me dijo:
    - Estoy embarazada, embarazada... de tu amo!
    En ese momento yo exploté. No me importó ni mi casa, ni el alimento que yo tenía. Tenía que matar a ese hombre. Se me vino a la mente otro plan. Ella tenía un hijo de él adentro suyo. Me puse a pensar que si el amo muriera sospechosamente era a ella a quién culparían cuando se enteraran de que ella tenía un hijo de él. Tendrían la hipótesis de que ella lo mató por despecho, por no aceptar que el hijo era de él, pero tenía que pensar rápido, sacarle todo el dinero que sea posible al amo, para que, luego de matarlo, pueda salir de esa ciudad y hacer mi vida en otro lado. No me importó esa mujer ahora, porque ella había decidido tener un hijo con otro hombre y yo que la quería tanto... cómo me podía romper el corazón así.
    Y así fue, le robé al amo, puse veneno en toda su comida y me largué, me largué para siempre.
    Sé que mi amo murió, pero también murió mi mujer con su hijo en su vientre, porque ambos comieron la misma comida. A mí, Lazarillo de Tormes, culpáronme del asesinato pero nunca me encontraron. Cambié mi nombre y viví como un rey, como lo merecía.

    Florencia Cristalli, 5to. Humanidades y Ciencias Sociales

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  17. "El acuerdo con el ciego"

    A la mañana siguiente, estando yo durmiendo debajo del primer puente de la ciudad que encontré, llegó hasta mi el alguacil de Torrijos y me despertó preguntándome:
    - ¿Eres Lázaro de Tormes?
    - Sí, señor -con miedo respondí.
    - Hay un ciego que por ti clama y está a punto de morir.
    Sintiéndome lleno de culpas y a pesar de haber decidido no querer verlo ni de él oír, me sorprendí preguntando dónde había que ir.
    El alguacil me condujo hasta un viejo hospital. Al ciego que habían bañado, afeitado y cambiado casi no lo reconocí. Una venda le cubría casi toda la cabeza y lo único que había de astuto era su voz.
    Me ofreció vivir con él y me prometió no tener que preocuparme más por el comer, que necesitaba un lazarillo porque tampoco podía caminar. Como soy de buen corazón acepté, no creyendo de lo que me prometía ni la mitad. Esa noche me llevaron a una casa con comodidad:una cama y mantas eran para mí. Dormí y al despertar encontré a un ama de casa que cocinaba y limpiaba y las llaves de la casa me dio y también de un arcaz ropa nueva me dio y yo regresé al hospital.
    La casa era del ciego, él no pudo más caminar y yo quedé como dueño del lugar, cuidando de él que con el tiempo hombre bueno se volvió. Todos me creyeron su hijo hasta que falleció, dejándome eso y mucho más.

    Paula Tissera, 5to. Humanidades y Ciencias Sociales.

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  18. Florencia Coletti. 5°2° Ciencias Naturales

    1) En todas las épocas, existieron las distintas clases sociales, donde se encuentran grandes diferencias entre ellas, las cuales, cambian a través del tiempo.
    La clase social baja, hoy en día la gran mayoría, es la que mas modificaciones sufrió.
    En “El Lazarillo de Tormes”, la pobreza, se ve reflejada en el protagonista, de una manera solidaria y pícara, la cual no es considerada como una *amenaza para la sociedad.
    Lázaro, al quedar sin sus padres, tuvo que adaptarse a diferentes formas de vida: con el ciego, del cual recibió la mayor parte de su enseñanza, aprendió sobre todo a *engañar a la gente, para poder conseguir su alimento; con el clérigo, el cual era muy avaro, puso énfasis en su picardía e ingenio, ya que era la única manera que tenía para conseguir un pedazo *extra de pan; con el escudero, el cual vivía de apariencias, aprendió que no había que dejarse llevar por lo las personas parecían ser, ya que las apariencias engañan. Gracias a estos amos que tuvo, Lázaro, resignó su vida, pero tuvo grandes enseñanzas: solidaridad y picardía, entre otras cosas. Pero lo mas importante es que para conseguir su alimento, siempre lo hacía de una manera sana, es decir, sin utilizar la violencia y/o amenazas, como es en la actualidad, donde la pobreza se caracteriza por el miedo que impone, el temor a ser heridos, tan solo por conseguir unas monedas, que muchas veces, no son invertidas en comida, sino en adicciones: alcohol, drogas, cigarrillos, lo que lleva al *pobre a hacer cualquier cosa, para llegar a dichas adicciones.
    Es difícil pensar que solo en un par de años, la sociedad haya sufrido cambios tan bruscos como estos, pero mas difícil, es pensar que no haya nada que haga algo para remediarlo y poder llegar a una solución.


    Amenaza: hoy en día, cuando la gente sale a la calle, esta pendiente de que no le pase nada, ya que la inseguridad que hay en el mundo, afecta e inquieta a toda la sociedad.
    Engañar: los engaños que llevaba a cabo Lázaro, no tenia como fin herir a alguien, sino que solo buscaba la posibilidad de llegar a un poco de comida. En cambio, en la sociedad actual, los engaños, son de una manera brusca, mayoritariamente con el fin de hurtar, haciéndole algún daño al engañado.
    Extra: Lázaro, recibía muy poca comida de parte del clérigo, ya que este por su avaricia no le daba alimento suficiente, como para que éste, esté satisfecho; es por eso que Lázaro, cuando el clérigo se distraía, sacaba algún pedazo de pan.
    Pobre: son las personas, de clases social baja, capaces de hacer cualquier cosa, desde un simple robo, hasta llegar a golpear y maltratar a alguien, por querer sacarle dinero.

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  19. REFLEXIÓN

    Si comparamos la vida de Lazarillo de Tormes, con la de un niño que en la actualidad no asiste a una educación y no vive en una casa con la contención de su familia, ese niño es un Lazarillo más, expuesto a muchísimos peligros que hoy en día nos rodea a cualquiera de nosotros.
    Un niño que se vé obligado a dejar su inocencia y su niñez para enfrentarse con la realidad en la cual debe sobrevivir. Pero parece que en estos tiempos es normal ver a un niño trabajando en la calle, es una noticia de todos los días, y como nos aburre, cambiamos de canal y tema resuelto.
    Lamentablemente los niños que hoy viven en condiciones de pobreza absoluta sin un hogar donde cobijarse, desamparados, y sin protección, son el paisaje de las veredas de los edificios lujosos o no de las grandes ciudades de nuestros país, que acostumbramos a ver sin desesperarnos.
    Aunque Lázaro no vivió en grandes ciudades ni a la vereda de grandes edificios, vivió la miseria compartida con cada amo, en una época de gran corrupción en ese entonces. Todos sabían todo pero nadie sabía nada, todos sabían quien robaba y quien era el honesto..como hoy.
    Parece que el tiempo no alcanzó para cambiar las cosas, parece que queremos una sociedad llena de Lázaros, lástima que no todos corren la misma suerte.

    Daniela Sosa - 5to. 2º C.N.

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  20. Los felicito a todos!! MUY BUENOS TRABAJOS!!
    Lo lindo de este espacio es que pueden leerse unos con otros y pueden dejarse comentarios si quieren. A todos nos gusta que alguien lea nuestras producciones y nos diga su opinión.

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    1. Si, Wow son todos suuper excelentes!!!
      Muy buen blog!

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  21. La realidad social que muestra esta novela es de pobreza, ya que había grandes desigualdades entre las clases sociales. Muestra los aspectos más bajos de esa sociedad: el hambre, el delito, la corrupción, la mendicidad, etc.
    Hoy en día este problema, estas desigualdades, se siguen dando, y cada vez a mayor escala.
    En la novela, la familia de Lázaro era muy humilde: su padre fue preso por robar y su madre trabajaba para poder darles de comer a él y a su hermano, pero esto verdaderamente no alcanzaba; y muchas familias de la actualidad tienen este mismo problema o tienen problemas aun mas graves, porque a veces ni los padres tienen un trabajo para poder alimentar a sus hijos.
    Como Lázaro tuvo que irse de su casa para servirle a sus distintos amos y poder tener otro estilo de vida, hoy en día muchos chicos pasan por una situación similar: abandonan las escuelas para poder trabajar o para pedir en la calle así colaboran con su familia.
    También muchos de estos chicos que no tienen educación y que están en la calle, tampoco tienen un hogar, no tienen una vivienda digna.
    Todo este ambiente de pobreza y tristeza, lleva a las personas que lo padecen a utilizar ciertos recursos como la droga, el alcohol, también empiezan a cometer delitos y a robar; a diferencia de Lázaro que siempre servia a su amo para poder comer y tener un hogar.
    Es angustiante salir a la calle y ver a las personas sentadas en el piso con poca ropa, pidiendo monedas, pasando frió y hambre. Creo que tenemos que darnos cuenta de la realidad que nos toca vivir y tomar conciencia de este tipo de situaciones. Todos podemos colaborar con algo pero también se necesita de una ayuda más poderosa, de una política que defienda los derechos de las personas que son pobres y que no tiene ningún tipo de recursos para poder tener una vida digna.




    Mariana Muñoz 5º 2ª Ciencias Naturales

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  22. En la obra del Lazarillo de Tormes se pone en manifiesto la situación de la época que se estaba padeciendo: hambre, injusticia, pobreza, desigualdad social.
    El Lazarillo desde muy pequeño, separado de sus padres y sin escolaridad, fue dejado a la deriva y tuvo que arreglárselas para poder subsistir.
    Pasó por varios amos y todos se aprovecharon de él, no lo valoraron, no le dieron cariño ni enseñanza.
    Evidentemente esto sigue ocurriendo en la actualidad.
    Son miles los casos de niños desamparados, que se encuentran en la calle, en una esquina pidiendo para poder comer. Por supuesto, ninguno terminó siquiera la primaria, no tiene los conocimientos mínimos como para poder hacerse respetar, como para progresar en su vida.
    El Lazarillo no tenía proyecto de vida, su objetivo era conseguir algo de comer, sobrevivir.
    Los niños en nuestra actualidad, hacen exactamente lo mismo: no tienen nada que los motive. Su entorno los malinfluencia y no los lleva a progresar, sino todo lo contrario.
    Con respecto a la desigualdad social que se relata en el Lazarillo, todavía sigue vigente. Hay sectores muy altos donde todos estos problemas parecen no existir.
    Pero son los sectores bajos y pobres, los que tienen que preocuparnos.
    No podemos permitir que haya niños a quienes no se les respeta el derecho a una vida digna, educación, una vivienda, alimento y salud.





    Virginia Federici 5to 2da Cs. Naturales

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  23. María Jimena Plaini - 5º 2º C.N.

    Consigna 4b)

    Estaba caminando hacia mi casa, volviendo del trabajo y un señor que caminaba en la calle de en frente me llama, yo empiezo a apresurar el paso y llego a mi casa; cuando estaba abriendo la puerta me tocan el hombro.. Me doy vuelta, lo veo y muy sorprendido le digo:
    - ¿Cómo estás? ¡¡Tanto tiempo!!
    - Y.. Más o menos, vengo a visitar a un primo que está enfermo. Pero me alegra mucho verte, no sabía que vivías en este pueblo.
    - Sí, después de mendigar durante muchos años, conocí a una mujer y nos vinimos a vivir aquí. ¡Las cosas me están saliendo muy bien, por suerte!
    - Claro, después de haberme engañado y huir.
    - No tenía otra opción, tenía que hacerlo. No podía quedarme allí y arruinarme la vida.
    - Pero yo te dí todo, lo mejor que tenía. Y me pagaste de esa manera.
    - Sufría demasiado estando a tu lado, no la pasaba bien y sentía que desperdiciaba mi vida...
    - Está bien, no tenés porqué darme explicaciones a mi, estoy apurado, tengo que hacer miles de cosas. Adiós Lázaro.
    El ciego se marchó, tan rápido que no me dió tiempo a decirle que aprendí tantas cosas en ese tiempo, con su compañía; que nunuca lo olvidé, siempre lo recuerdo en los momentos más difíciles, él siempre sabía como enfrentar los problemas, no se dejaba engañar por nadie. Y por más pícaro que fuera, me ayudó, a su manera, a ser valiente y a defenderme en cualquier situación.
    Me sequé las lágrima que tenía en las mejillas y entre a mi casa. Mi señora y mis dos hijos me esperaban para cenar, y ahí lo recordé, y pensé que todo esto lo logré gracias a él, fue el único que dejó una huella en mi vida.

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  24. 1) El texto refleja a su manera la realidad social de ese momento en el que fue producida. Comparen esa imagen de la realidad con las escenas protagonizadas por los chicos de la calle que viven en las grandes ciudades actuales. ¿Que semejanzas y que diferencias encuentras? Escribe un texto escribiendo una reflexión sobre el tema.



    Hoy en día existen tanto en las pequeñas como en las grandes ciudades, muchos chicos como Lázaro; los cuales nunca tuvieron la posibilidad de asistir a una escuela, educarse, trabajar, o simplemente tener una familia.

    Esta claro que ningún niño escoge la calle, la mayoría de ellos mantienen vínculos familiares y sobreviven robando, pidiendo limosnas, o vendiendo periódicos para ayudar con los mínimos ingresos de su familia. Éstos son los que conocemos como niños de la calle, ellos hacen de la calle su modo y lugar de vida.

    También hay jóvenes que pasan su vida sirviéndole a una figura de “líder” o “jefe” para recibir unos pocos centavos por día; estos, se apoyan en la prostitución y en pequeños hurtos para sobrevivir.

    La novela “La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades” fue creada hace unos 455 años, y hasta el día de hoy los niños pobres siguen padeciendo las desdichas de los sistemas económicos y viviendo lo que a Lázaro le tocó vivir.

    Es algo común hoy en día salir a la calle y cruzarte con niños repartiendo tarjetitas, pidiendo limosnas, desabrigados en pleno invierno, hambrientos, y a media cuadra un adulto de su familia esperando en el suelo a que llegue con lo que ganó en el día; es común y terriblemente angustiante, y aunque no depende solamente de nosotros, tomando conciencia y poniendo nuestro granito de arena podemos colaborar para que ellos puedan disfrutar de una vida digna…y no ser un esclavo de la misma!.








    Carolina Gallegos, 5º 2ª Cs. Naturales

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  25. 1) Aunque la realidad de Lázaro parezca exagerada, tienen mucho en común con la historia de vida de muchos chicos de la calle que viven en las grandes ciudades actuales. Estos chicos luchan por sobrevivir en una sociedad donde no se los admite y se los margina. Así, tratan de juntarse para poder sobrellevar la situación que les toca vivir. En cambio, Lázaro tiene un amo a quien servirle y convivir, debe cumplir sus ordenes y deseos ya que éste le brinda un hogar y una supuesta posibilidad para salir adelante. Sin embargo ésto nunca sucede, Lázaro se ve obligado a abandonarlos para continuar la búsqueda de la buena fortuna y una vida feliz.
    Los chicos de la calle tienen que buscar una salida por sus propios medios, muchas veces sin la ayuda de nadie, solo tienen el apoyo de su grupo.
    El gobierno y la sociedad misma son los encargados de resolver estos tipos de problemas y darse cuenta que estos chicos no forman parte de una historia ficticia sino de una realidad que nos rodea. Nosotros, como integrantes de esta sociedad, deberíamos reflexionar acerca de la poca importancia que se le da a la Familia. en estos casos.
    Teniendo en cuenta los valores que fuimos perdiendo (respeto, honestidad, tolerancia, solidaridad, etc) y dándole el significado que se merecen podríamos cambiar esta situación que en parte nos afecta a todos.


    Romina Biloni. 5to 2da Ciencias Naturales.

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  26. 1) El texto refleja a su manera la realidad social del momento en el que fue producida. Comparen esa imagen de la realidad con las escenas protagonizadas por los chicos de la calle que viven en las grandes ciudades actuales. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentras? Escribe un texto proponiendo una reflexión sobre el tema.

    Salvando las diferencias de una época a otra podemos encontrar entre nosotros algunos lazarillos, aunque no los vemos como en el cuento tan al extremo. Podemos obsérvalos en las grandes ciudades tratando de sobrevivir obligados a veces por sus padres o por algún “patrón”. Actualmente utilizan su ingenio para conseguir dinero, a diferencia de algunos lugares del interior en donde realmente la necesidad es el alimento y en donde la posibilidad de conseguirlo es cada vez más difícil.

    Igual que en el cuento algunos lazarillos consiguen su propósito, aunque también hay muchos que nunca lo logran. A diferencia de aquella época, en esta algunos lazarillos pueden conseguir ayuda en algunas organizaciones que fueron apareciendo con el correr de los tiempos.

    Espero que con el correr de los tiempos no existan mas lazarillos y que la diferencia social (entre ricos y pobres) no sea tan grande, ya que es muy triste salir a la calle y ver que algunos tienen mucho y otros muy poco, en un país donde con trabajo esta diferencia no seria tan grande.


    Agustina Piancatelli, 5° 2° Cs. Naturales.

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  27. Yanet Iacopini. 5°2° Ciencias Naturales


    1) Siempre, toda la vida, en el mundo hubo diferentes clases sociales, con la diferencia que hoy en la actualidad se ve más reflejada la clase social baja, que la mediana o alta.
    Hoy en día,"los pobres", por llamarlos de alguna manera, no tienen derechos a una educación, a una vida digna, y todas las necesidades que consideramos básicas.
    En la obra "El Lazarillo de Tormes" se ve involucrada tanto la baja sociedad, como la alta, ya que Lázaro identifica a aquellas personas sin recursos, tener que robar para poder alimentarse, porque cada uno de sus amos, especialmente el Clérigo, eran personas muy avaras y miserables, que sólo pensaban en poder comer ellos y no les importaba si los demás comían o no. Entonces, por este mismo motivo Lázaro tenía que ingeniárselas para poder comer, y después a la hora de descubrirlo, quedaba como "el malo", ladrón, hombre sin escrúpulos que robaba, y la gente miraba solamente eso y no se fijaba en la personalidad de los amos, que eran avarientos y miserables, y que sus sirvientes llegaban a hacer esto porque sus amos lo buscaban, y al fin y alcabo queda mal expuesto "el ladron" y no el que hacía morir de hambre.
    Esto no pasa solamente en la obra, sino que siempre están presentes estas situaciones, y no miramos y comprendemos como realmente debemos hacerlo.

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  28. 3) Sos la persona a la que Lázaro se dirige con el apelativo “Vuestra Merced” y recibiste el libro en el que aquel narra sus peripecias. Escribile una carta de agradecimiento y expresale tu opinión acerca de su vida y su obra.

    Estimado Lázaro:
    El principal objetivo de esta humilde epístola es el de agradecerte por el tiempo que te has tomado en relatarme la historia de tu vida que por cierto es muy emocionante y no dudo que habrá mucha gente que se interesará en leerla y seguramente sacará algún provecho o enseñanza de esa lectura.
    Tus aventuras, a pesar de ser graciosas y tristes a la vez, me atraparon y me hicieron reflexionar sobre la realidad de muchos niños y jóvenes que hoy en día están padeciendo las mismas necesidades y abusos que tu has tenido en aquellos momentos y quizás, a diferencia de ti, no tengan los medios, las agallas, la valentía o la picardía que tu tuviste para defenderse de los crueles y desconsiderados señores a los que tuviste que servir. Hay algo muy importante de lo que me ha hecho dar cuenta tu narración, como tú mismo dices: más hicieron los que, siéndoles contraria la fortuna, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto. Tú, Lázaro eres un excelente ejemplo de esto, has tenido que remar toda tu vida en contra de la corriente, ingeniándotelas para poder sobrevivir y finalmente lograste el tan ansiado y merecido ascenso social, por medio de un trabajo digno, lo que de verdad me llena de orgullo y demuestra que eres un hombre honesto que en el pasado tuvo que salirse con las suyas y llevar a cabo acciones algo indecentes pero solo lo hizo por necesidad y porque estaba en todo su derecho de recibir el pan cada día.
    Por otra parte, siento la necesidad de pedirte disculpas por los malos ratos que te he hecho pasar y debo confesarte que no te he guardado ningún rencor. Me alegro de que mis enseñanzas te hayan sido útiles a lo largo de tu vida. Ni bien Lorenzo, el joven que me acompaña desde hace unos pocos meses, porque desde que te alejaste de mi, he cambiado de criados muy a menudo tratando de encontrar alguno tan astuto como tú, me avisó que habías respondido mi carta le pedí que leyera tus escritos; luego de oírlo cambie completamente mi actitud para con él y sentí muchas ganas de volver a encontrarme contigo, pero me resulta imposible viajar hasta tu residencia debido a mi delicado estado de salud, así que voy a tener que conformarme con saber que estas bien y que medianamente has conseguido la dicha y la felicidad.
    Repito que me colmas de orgullo como el hijo que nunca tuve.
    Me despido y esta vez probablemente sea para siempre.

    Con afecto

    Tu primer amo.

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  29. Al comparar la historia de Lazarillo con la vida de muchos chicos de la actualidad me doy cuenta que no hay una gran diferencia entre una y otra sino que son muy similares. En principio la madre de Lazarillo tratando de buscarle una mejor vida a su hijo y porque no lo podía mantener decide dárselo a un extraño ( el ciego) esto por mas cruel o duro que parezca es poco si se compara que en la actualidad hay madres que explotan o venden a sus hijos.
    Si comparamos el trato de el ciego con Lázaro vemos claramente el maltrato y la exigencia de trabajo sin importar la edad ni las consecuencias de esto y mas todavía si se expone al niño a la falta de alimento , esto también se ve drásticamente en la actualidad donde miles de chicos son obligados a trabajar sin derecho a una educación y muchas veces maltratados y realizando trabajos que debería realizar un hombre y no un chico.
    En el caso de el clérigo que hacia que Lázaro sufriera hambre sin importarle su salud y sin tener compasión ni caridad con este , esto se ve claramente en la sociedad y principalmente en el estado que sin dar importancia a los chicos que pasan hambre miran para otro lado como si no sucediera nada.
    Finalmente si comparamos el trato del escudero con Lázaro vemos como a pesar de que el escudero era el amo de Lázaro muchas veces es Lázaro quien lo ayuda a conseguir comida esto se ve también en nuestra sociedad donde gran cantidad de chicos salen en busca de dinero o comida para poder llevar a sus casas y alimentar a sus padres y hermanos.

    En la historia de Lazarillo, él a pesar de sufrir la pobreza y tener que trabajar para comer sigue siendo una persona que se baza en buenos principios, pero en nuestra sociedad lamentablemente las personas que sufren hambre y pobreza son marginadas y en muchos casos terminan realizando acciones totalmente desmedidas como robar, drogarse, e incluso matar. Es por esto que nuestra sociedad actualmente es peor a la situación en la que esta Lázaro en la historia, y por este motivo se debería hacer un cambio brusco y buscar que desaparezca la pobreza o por lo menos que los chicos no sufran hambre.



    Emanuel Correa, 5º 2ª CS. NATURALES

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  30. Agustin Esci - 5º 2ª Cs. Naturales.26 de agosto de 2009, 19:37

    Consigna nº 1

    Cuando hablamos de los niños de la calle nos referimos a los menores de edad que carecen de residencia estable y en la mayoría de los casos de un núcleo familiar. Ellos se encuentran privados de sus derechos fundamentales: derecho a ser protegidos y provistos en sus necesidades por su propia familia y el derecho a que la escuela sea su principal actividad, además del juego y la recreación. Este fenómeno es exclusivamente urbano, es decir, se presenta principalmente en las grandes ciudades, dado que las áreas rurales tienden a tener familias más conservadoras lo que no sucede en una ciudad de tipo industrializado. Carecen de los cuidados básicos de salud y seguridad y de la protección ofrecida por un familiar o tutor.
    Muchos de estos niños nacen de madres solteras, pobres o abandonadas. La situación conlleva, además, abuso físico y emocional por parte de los padres, generalmente padrastros. Los niños escapan y toman las calles donde viven con otros chicos. Otro caso es aquel donde todos los hermanos huyen del hogar y viven juntos en la calle bajo el liderazgo del hermano mayor.
    Semejanzas con Lazarillo, al igual que él estos niños no tienen proyecto de vida, su objetivo es conseguir algo de comer, sobrevivir. Además, aunque cambien las épocas la reacción del hombre sigue siendo igual, el que más tiene se abusa de su suerte y poderío, y a similitud que el ciego o el clérigo en el trato con lazarillo, la gente de las grandes ciudades, maltrata a estos niños indigentes, o los ignoran, que es mucho peor.
    Quizás alguna diferencia de hoy en día con este personaje pícaro se vería en que lazarillo creció con la inocencia de un niño de su época, mientras hoy en día los duros golpes que la vida los lleva a afrontar a estos niños de la calle, inmersos en una gran ciudad donde la corrupción, la droga, la violencia, la delincuencia, la tienen al orden del día, terminan por sumergirse en toda esa maraña, de la cual muy pocos llegan a sobrevivir.

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  31. Estimado Lázaro:
    Al notar que usted respondió mi carta con mucho énfasis, quería comentarle mi opinión al respecto. He leído detenidamente sus aventuras en este tiempo, y me he dado cuenta que el comentario del cual hablan muchas personas es cierto. Pero también entiendo que usted ha tenido que soportar muchísimas adversidades para poder llegar a ser hoy, quien eres.
    Quiero felicitarte por todo el camino que recorriste, empezando desde una vida muy humilde como la que has tenido. Pero quiero que no olvides algo, un hombre debe tener el respeto de su mujer, y tu no lo estas recibiendo. Entiendo que después de todo lo vivido solo queda vivir, sin importar lo que una mujer te haga.
    Tú tienes que seguir adelante, como lo hiciste durante todo este tiempo, peleando contra el hambre, la avaricia, la falsas apariencia, y muchas otras faltas del hombre. Por lo visto, me doy cuenta que eres un muchacho con mucho ingenio y mucha voluntad por seguir luchando. Y eso me parece fantástico, nunca olvides de pelear por todo lo que quieras.
    Me alegra mucho haber dejado en claro todo esta situación. Y te repito que me siento orgulloso de ti, porque ya eres todo un hombre.
    Me despido esperando nuevas noticias sobre la fuerte vida que construiste a lo largo de tu camino.
    Con cariño.
    Vuestra merced.


    Ana Julia Malano- 5º 2ª Ciencias Naturales.

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  32. En la actualidad podemos ver grandes semejanzas entre lo que era Lázaro y la vida que llevaba, con lo que son los chicos que no tienen hogar y están solos en las calles.
    Lázaro era un niño que fue entregado por sus padres a un ciego para que este sea su amo y cuidase de él. Pero en realidad este amo y todos los que le siguieron no cuidaban de Lázaro, sino que le hacían padecer hambre y sed y no lo tenían en buenas condiciones. También se puede ver como Lázaro pasa casi toda su vida viviendo en la calle a cuestas de los demás, haciendo de las suyas para poder sobrevivir pasando de un amo a otro, en busca de aquel que le brinde comida y un lugar fijo en donde poder vivir.
    Hoy en día, los niños que se ven en las calles pidiendo comida, dinero, trabajando o robando padecen una situacion de vida similar a la que llevaba Lázaro en su época.
    Estos niños evidentemente no tiene una familia que pueda cuidar de ellos, sin la necesidad de mandarlos a pedir o a robar o a trabajar. Ellos, aunque no busquen un amo a quién servir, están solos en la calle, desamparados y desprotegidos al igual que Lázaro. Y también se las rebuscan de cualquier manera para poder "conseguir algo".
    Creo que la sociedad en la que vivimos debería hacer un gran cambio social y político; ya que podemos ver la marginación de los niños desamparados al no poder recibir una buena educación, al no tener una alimentación básica, al no tener condiciones de higiene aptas para una vida tranquila y sana.
    En fin, creo que la obra del Lazarillo de Tormes muestra la vida de un niño criado por la suerte, y que nos hace reflexionar sobre nuestra actual situación; porque hoy en día se siguen viendo los mismos Lazaros abandonados que hace muchos años atrás.

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  33. Señor
    Lázaro de Tormes
    De mi mayor consideración:



    Estimado señor Lázaro, le escribo por medio de la presente para informarle que en estos días ha llegado a mis manos un inesperado pero hermoso libro, obsequio de parte suya, en el cual usted me hace partícipe de su vida contándome con suma delicadeza cada instante de la misma.
    Debo confesarle que al leer la historia que usted a puesto en mis manos he quedado, de alguna manera impactado por varias razones; una de ellas es la sinceridad con la que usted me escribe y me cuenta paso por paso, sin temblarle el pulso, todas las fortunas y/o adversidades que en el transcurso, y a lo largo del libro usted dice haber vivido. Otra de ellas, sin duda, es la manera en que usted fue sabiendo afrontar cada obstáculo que se le presentó, adaptándose, mal o bien, a las diferentes situaciones que le tocó vivir, que por cierto no fueron para nada fáciles.
    Lo que admiro en realidad de su parte es el propósito con el que escribe, muy bien explicado en el Prólogo de su libro, diciendo que su único deseo, además de contar su vida, es que las verdades, para muchas personas Noticias, que usted escribe, no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguien que las lea encuentre en ellas algo que le agrade y que le sirva como experiencia ajena para su propia vida.
    Antes de despedirme, me gustaría, si usted me lo permite, dar mi humilde opinión a cerca de su vida: “Sin lugar a dudas usted fue una persona muy golpeada por la vida misma, ya que perdió a su padre a muy corta edad y posteriormente a esto tubo que desprenderse de su madre para poder tener un futuro mejor, ya que ella no le podía ofrecer la calidad de vida que un niño requiere. Además de esto, la vida lo llevó a tener que toparse con dos personas muy similares entre si, que no solo lo maltrataban y lo usaban sino que en el peor de los casos lo mataban de hambre, y es en esta parte de su vida que me quiero detener un instante para decirle que es realmente admirable la fuerza de voluntad que usted tubo para poder afrontar todas estas adversidades que por desgracia le tocó vivir”.
    Habiendo cumplido con mí objetivo de agradecerle su obsequio y sin más nada que decirle lo saludo muy ATTE.


    FIRMA: FECHA:
    Ruiz de Gauna Jonatan 27/08/2009

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  34. Gonzalo Balbuena - 5º 2ª Cs. Naturales.27 de agosto de 2009, 12:59

    1) A mi parecer la sociedad del momento en que fue escrita la obra no dista mucho de la actual. A pesar de los años que pasaron no se pudo solucionar el eterno problema de los niños que están en la calle. Una gran cantidad de chicos de las grandes ciudades están sin comer, sin hogar, mucho de ellos sin familia, tienen que salir a las calles para poder pedir por ahí para poder llevar a la casa para que compren aunque sea el pan de cada día.

    Lázaro tiene que servirle a su amo, como si fuera esclavo suyo, mientras que los chicos de la actualidad tienen que servirle a su familia, a su padre, o a su madre, ya que, si trabajo, y sin, muchas veces, ayuda del gobierno, no les alcanza con lo que hace cada uno para poder mantener a sus hijos, que la gran mayoría de veces son numerosos, saliendo entonces a mendigar por ahí. Eso va destruyendo la sociedad porque, si uno se pone a imaginar la posibilidad de un futuro con trabajo, vivienda digna, educación, sumado a que la brecha que separa a los ricos de los pobres, es cada vez mas grande, y es casi imposible que un chico salga de esa situación. Los que lo logran son muy pocos. Para salir se requiere de un grandísimo esfuerzo, ayuda, contención, etc. Tambien se le suma que las posibilidades de salir de esto son cada vez menores, porque no se consiguen los medios.

    Por eso, pongamos manos a la obra para poder cambiarlo, no nos bastan cientos de años para poder cambiar la marginalidad de los chicos, para que los derechos de los niños se cumpla ? Que esperamos ?




    GONZALO BALBUENA - 5TO 2DA CS. NATURALES.

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  35. Las cosas no han cambiado mucho. Los chicos siguen estando en las calles, siguen sin hogar,sin una visión a futuro, la cual pueda guiarlos en un buen camino. Tal como Lázaro los chicos de hoy viven en la calle, lucha por sobrevivir, solo que en aquella época uno se hacia el pícaro para obetner un pedazo de pan, hoy en dia lo chicos ya no son pícaros. Hoy en dia los pibes se drogan, toman alcohol y llegan a matar; Algunos lo hacen por comer, pero otros lo hacen para poder seguir en una vida de delincuencia y seguir matándose a si mismos. Este problema de que los chicos vivan en la calle se debe a que no tienen una base educacional buena(La que tendria que venir desde la familia). Tal como le paso a Lázaro las madres de los chicos de hoy buscan una mejor vida para sus hijos, pero al no poder sustentarlos económicamente los pibes se van de sus casas. Ellos no se dan cuanta que sus madres hacen todo lo posible por su bienestar, los pibes no entienden.
    Generalemente el problema en las familias es el padres, el cual maltrata al chico o le exige a hacer cosas para bien del padre(robar).Esto lo podemos comparar con la relación que tenia Lázaro con el ciego, el cual lo maltrataba y ordenaba.
    Los pibes necesitan ayuda, verdadera ayuda, no darles unas monedas para que vayan y sigan comprando paco, porro , vino o lo que sea que los perjudique. Los pibes necesitan una casa donde vivir, necesitan una escuela, la cual los mantenga ocupados en algo en ves de andar por la calle, una escuela la cual los ayude para tener un futuro digno.

    G.M

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  36. Actividad para 5to. Año – Profesora Luciana Pighin.

    Materia: Lengua y literatura.

    Alumno: Agustín Marcolin.

    Curso: 5º 2ª Ciencias Naturales.



    Ejercitación.

    4 C) Eres Lázaro ya adulto y con mejor fortuna. Te encuentras imprevistamente con el viejo amo ciego. Escribir un relato en tercera persona en el que narras este encuentro y describe las circunstancias en las que éste tuvo lugar.



    Veinte años habían pasado del último encuentro entre Lázaro y el ciego. Veinte años, en los que ninguno de los dos tuvo contacto con el otro. Veinte años largos, en los que las cosas habían cambiado totalmente.

    Lázaro, lleno de fortuna. Popular entre la sociedad, por sus vivencias publicadas en un libro. Las mismas, que había vivido junto a sus anteriores amos, entre estos el ciego.

    El ciego, astuto y sagaz, como siempre. Con su rostro humilde y devoto. Había caído, en la pobreza, ya que las mujeres que lo hacían afortunado creyendo sus oraciones, lo habían dejado de hacer. Había dejado de ganar plata, y paso mucha hambre por un par de meses, y puede decirse que sintió, lo que Lázaro sentía en aquellas épocas, donde este era su mozo. Pero milagrosamente, nadie sabe como, un día despertó, y abrió los ojos. Al abrirlos, no vio esa simple sombra que veía recordándole que era un pobre viejo ciego; sino que los abrió y vio todos los colores, aquellos que nunca había podido apreciar, aquellos que siempre había imaginado, aquellos que para él se fundían en un solo color: el color gris, el color de la soledad, la oscuridad, y la ceguedad.

    Aprovecho su milagro, su nueva visión, para dedicarse a lo que siempre le había gustado, la medicina. Las mujeres volvieron a creer en sus predicciones y oraciones, sacándolo de la pobreza y volviendo a hacer de él un Viejo (no ciego) afortunado.

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  37. Afortunado era la palabra que lo describía, pero algo había cambiado en el aparte de su visión. Algo en él despertó, haciéndole notar sus peores defectos. Recordó lo avariento y mezquino que se había comportado con Lázaro (aquel mozo que en un tiempo lo servía, y había dejado de hacerlo, porque se había cansado de pasar hambre). El viejo, había pasado el mismo hambre que el, y pudo ponerse perfectamente en su lugar, conociendo cada sentimiento y cada sonido que su panza gritaba pidiendo comida.

    Pensó detenidamente: ¿Qué será de aquel muchacho? ¿Cuantos años han pasado ya, que no lo me lo encuentro? ¿Seguirá pasando hambre? Recordó haber escuchado, que el muchacho, Lázaro, había escrito un libro. No se intereso en leerlo, ya que no sabía leer, porque había sido ciego por muchos años. Pero si se intereso, es usarlo como pista, para encontrar al joven.

    Una de las mujeres a las que él atendía, había leído el libro. Y le comento al viejo, que en las últimas paginas, Lázaro contaba que actualmente estaba viviendo en una granja a 24 kilómetros de Salamanca.

    El viejo entusiasmado, no tardo en decidirse. Armo un canasto con comida, y en menos de lo que un gallo canta llegó a la granja del joven.

    Al llegar a la granja, que mas que granja era una gran estancia. El viejo se quedo sorprendido con lo que vio y pensó que se había confundido de lugar; ya casi furioso, dio media vuelta y comenzó a maldecir a la mujer que le había dado la dirección. Alcanzó a dar tres pasos, cuando escucho un grito que se dirigía a el. Volteo y vio a Lázaro, alto, bien vestido, elegante, y con una sonrisa que iluminaba su rostro. Ya no estaba tan flaco, y se notaba que estaba bien nutrido. El viejo se sintió un tonto con una canasta de comida en la mano. Era tarde para darle comida, era tarde para pedir perdón. Lázaro no lo reconoció, y el viejo quiso que no lo reconociera.

    Lázaro le pregunto: ¿Qué andas buscando? ¿Quien eres? El viejo agacho la cabeza, respiro hondo, sintió un dolor en el pecho que nunca antes había sentido, y giro dándole la espalda a Lázaro. Entre sí exclamo (en un tono de voz muy suave): Siempre te di la espalda, es tarde para darme vuelta. Y empeño su camino de regreso a Salamanca, dejando a Lázaro atrás y con la duda de lo que había sucedido.

    El viejo nunca se perdono haber sido lo que fue en un pasado, y dedico sus pocos días que le quedaban de vida a maldecirse y echarse la culpa de todo lo que había sucedido. Dejo de vender oraciones a las mujeres, creyendo que lo que se merecía era pasar la misma hambre que ya había conocido, y que tanto le hizo pasar a Lázaro. Cayó nuevamente en la pobreza y murió a los meses de hambre y depresión.

    Era tarde para perdonar, era temprano para morir.

    Agustín Marcolin

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  38. ENCUENTRO ENTRE LÁZARO Y EL VIEJO

    Creyendo que mi vida ya estaba formada y que todos los hechos que afronte habían finalizado, estaba muy equivocado.

    Como todas las tardes, salía en busca de mi pan que toda la vida me ha costado demasiado, sabiendo que en el momento en que yo abandonara mi casa, la doble vida que acarreaba la que se hacia llamar mi mujer se convertía en una sola, en la cual no me incluía.

    Pero esa tarde fue muy diferente a todas las demás que formaban mi rutina, en el camino me topé con varias situaciones, situaciones que me hacían recordar mi vieja infancia, las cuales creí haber enterrado en mi vida y nunca más querer resucitarlas, pero resultaba imposible pues la imagen de un niño siguiendo los ligeros paso de un clérigo recordase a mi cuando yo mismo vivía esa situación, siguiendo los ligerosos pasos del clérigo de Maqueda a quien yo acompañaba, pero por su gran egoísmo bien merecido tenía en que yo le robara su pan que mal guardado lo tenía en su cofre.
    Lo único que pienso, es que aquel niñito de cortos pasos que no pase por la situación que yo he vivido. En ese mismo momento sus ojos voltearon hacia mi y la pena en su mirada llego a despertar sentimientos que no creía haber tenido, en ese mismo momento el clérigo se aleja de él y allí fue cuando me acerqué y les di unas míseras monedas que llevaba conmigo, su cara se iluminó en el momento en que sus manitos sentían aquel peso en ellas.
    Pasado ese mal momento de remover viejas historias, seguí mi camino donde por un tiempo que fue muy corto, pero para mí fueron horas, quede pensado de que le deparará en un futuro a ese pobre niño, y esperar saber que no sufrirá como lo he pasado yo.
    Llegando al mediodía el sol pegaba muy fuerte sobre mi cara, y el calor agolpaba fuertemente mi cuerpo, por lo que decidí detenerme en busca de algo para beber y así saciar mi sed.
    De pronto una voz que susurraba en mi espalda, resulto muy familiar, eras una voz apagada, de ser una persona grande, seguramente fatigado del calor que hacia en ese momento y un tanto odioso por no poseer dinero para beber unos sorbos de agua. En ese mismo momento la intriga por conocer ese rostro de voz tan familiar era más fuerte que el miedo que sentía al pensar que sería alguien a quien no quiero recordar, ni nombrare por este entonces.


    sigue -----► Sheila Ovejero

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  39. segunda parte ------►

    Nuestras caras se encontraron y por desgracia mía, aluvieron miles de recuerdo de cuando esa cara y esos ojos tan blancos, que demostraban el infinito mismo, me intimaban cuado era pequeño.
    Una mezclas de esas malas sensaciones que sentía de pequeño me las hizo recordar, como los escalofríos que pasaron por mi cuerpo cuando yo fui encargado a vuestra merced como hijo al cual cuidaría; engañando por completo a la mujer que llamaba como madre ya que solamente fui un victimario de sus abusos.
    En medio de mi parálisis por ver a aquella persona que no querría ver nunca más, reaccioné de que él no estaría igual de sorprendido como yo ya que el no gozaba la libertad de la visión. En ese mismo instante noté que aquel anciano que muy arruinado se encontraba comenzaba a fruncir su rostro dividiendo su frente por delgadas líneas, inclinaba su cara muy lentamente como si comprendiera que aquella persona parada en frente él era yo. Fue solo un momento, un instante como esa ráfaga de viento que golpea tu cara, cuando sentí sus áridas y secas manos sobre mi rostro, un calor intenso me quemaba por dentro por miedo a ser descubierto por el viejo. En ese momento sus labios murmuraron una palabra:

    - ¿Lazarillo? - sonreía picaramente – ¿eres tu?

    Un silencio abrupto se adueño entre nosotros y las palabras no me salían de la boca, a lo que él agrego.

    - Vamos Lazarillo, aunque no te vea siento tu olor, tu respiración y esta cara – sacaba una gran sonrisa- seria difícil de olvidar para un no vidente como yo, aunque pasasen miles de años.

    Esas palabras burlonas hacia mi persona hizo que reaccionara, en que otra vez no me iba a humillar como en los viejos tiempos, en ese entonces tomé sus manos que todavía se encontraban sobre mi cara y las saqué de allí donde cayeron como piedras lanzadas desde el cielo, bruscamente. Y entonces, recobre mi voz.

    - Deberías saber, como dices que mi rostro no se olvida fácilmente que ya no soy un lazarillo, ya no más ese niño indomable, ahora soy Lázaro.

    Lo único que recuerdo con lujos de detalles fue su cara de asombro al atreverme a contestarle y hacerle frente, como nunca antes había sucedido. Fue entonces cuando su cara de asombro dio a entender que yo había cambiado actitudes y madurado al mismo tiempo. A lo que dije:

    - Como ya dije la otra vez, salta viejo y sigue saltando, que de los tropiezos de la vida se aprende aunque caigas una y otra vez con la misma piedra. Que yo Lazarillo de Tormes siempre he de levantarme.

    Di media vuelta y seguí rumbo a mi camino.


    Sheila Ovejero, 5º2ª Ciencias Naturales

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  40. Estaba en el semáforo, con el hambre en los ojos y el perro a su lado. Cada vez que frenaban los autos ante la señal roja, el niño se acercaba a la ventanilla de estos y pedía monedas otra vez. Las negativas de los conductores eran agujas en el pecho. Estaba corriendo entre vehículos pidiendo por comer, mientras que la gente seguía en lo suyo y se limitaba a mover la cabeza de un lado para el otro en forma de negación.
    El lloraba. Como la mayoría de los días. Si las cosas iban mal lloraba, como cuando el cielo se llenaba de nubes y llovía. Era natural, todavía no desarrollaba la inmunidad al desprecio.
    - ¿Qué estas haciendo acá vos? Rajá antes lleguen los otros, esta es mi esquina… - El niño con las lágrimas en la cara, se volvió ante la nueva voz. Era uno de los adolescentes que se encontraban siempre en esa esquina, limpiando parabrisas. Cuando intentó responder, el niño más grande lo empujó contra el cordón, y cayó de costado, soltando las pocas monedas que había conseguido. Cuando pudo levantarse el dinero no estaba mas, ni el agresor tampoco. Solo el, y el perro.
    Esta tarde no pidió nada más. Se fue a la plaza y se quedo sentado. Con el cartón y el perro. Mirando a la gente que pasaba.

    Llegó la noche y enfiló para la iglesia. Cuando llegó junto a su madre el sol se había puesto y el cielo anunciaba lluvia. Con mucho cuidado se colocó junto a su madre que parecía estar dormida. Se tapó con el cartón y dejó a Cuco acurrucarse a sus pies, por lo menos le daría calor. Se durmió en menos de lo que pensaba le costaría dormir. Y soñó.
    Al despertar no recordó lo que había soñado, pero sentía otra vez lo mismo de todas las mañanas, al ver salir el sol: alegría. Porque el sol le pertenecía tanto todos como a él.

    Isaías Beni.- 5º 2º Cs. Naturales.

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  41. Hipocampo de charco

    Otra vez el viento había llevado su cartón. El frío se le colaba por los piecitos y el ruido de los autos no lo dejaba dormir. Otra noche que pasaba y no podía dormir bien. Pero eso no lo desanimó. Se levantó, aunque todavía no había vestigio alguno del sol, y se dirigió a la plaza. Su madre seguía durmiendo, pero el sabía lo que tenía que hacer. Esta vez no intento dormir allí porque un perro bastante amenazador merodeaba la zona, y el siempre le tuvo miedo a los perros, excepto a Cuco. Sus zapatillas estaban desgastadas, pero el las veía nuevas, como cuando se las había dado Raúl antes de que se lo llevaran. Su ropa era insuficiente para este invierno, de eso se quejaba la mayoría de las noches, mientras se tapaba con su cartón.
    Al llegar a la plaza se sentó en un banco, dejando colgar sus piernitas debajo, dándole un aspecto muy gracioso. Y desesperante. Esperaba el sol para calentarse y cuando éste se asomó entre los edificios, iluminó la cara del pequeño, haciendo que sus ojos se achicaran y su cuerpo absorbiera calor.
    Entonces guardó su cartón debajo del banco y se dirigió al centro de la gran plaza a realizar lo que mejor hacía. No pasaron dos minutos que la gente empezó a transitar.
    - Señora, ¿no tiene una moneda?...- su aspecto de desdicha era un puñal en el alma.
    - Señor, una moneda…- sus ojos observaban con escrutinio las manos del señor.
    - ¿Una moneda?...-.
    - Una moneda, tengo hambre…- estiraba las manos suplicante.

    El sol esta vez estaba sobre su cabeza. El hambre empezó a golpear su estómago y era momento de llevarle a su madre las pocas monedas que consiguió. Caminó nuevamente hasta la iglesia, sin antes buscar su cartón.
    En el camino un perro marrón, sucio, escuálido y algo enfermo se le acercó alegremente. El niño sonrió ante la nueva compañía.
    - ¡Cuco!- grito alegremente y paso sus manos por el lomo del perro, el cual respondió moviendo la cola desesperadamente, haciendo resaltar sus huesudas costillas.
    Después de caminar con su viejo amigo unas cuadras, llegó a la iglesia.
    Su madre se encontraba en la puerta del edificio sentada con un tarro en las manos, estirando el brazo como si su vida dependiera de ello… y así era. El pequeño se acercó y le dio la mujer las monedas que había conseguido. Ella las contó en su mano y miró con cara de reprobación a su hijo.
    - Cuando más grandes vienen, menos monedas consiguen.- con un bufido dejó en la mano de su hijo unas pocas monedas- Con esto comprate algo para comer, y después andate rápido al semáforo, que al mediodía no están los otros chicos. Se van a comer. Apurate.

    El chico miró las monedas y se encaminó, seguido por Cuco, a un puesto ambulante donde vendían comida. Dicho puesto se encontraba en una esquina frente al semáforo. Al llegar pidió una hamburguesa, hoy tenía mucha hambre y no importaba si no le quedaban monedas para la tarde.
    - Pero nene no te alcanz… - El vendedor miró atentamente al chico, y se apiadó.- Toma nene.- le dijo alcanzándole la hamburguesa en las manos con una sonrisa que no deslumbraba alegría precisamente.
    El niño tomó con las diminutas manos la hamburguesa y dio media vuelta hacia el semáforo, cuando el perro que lo acompañaba se abalanzó sobre él haciendo que se caiga y comiendo de un solo mordisco la hamburguesa del chico. Cuando éste se levantó, miro las migajas del suelo y lloro.

    Continuará en el próximo comentario...

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  42. Pedro Johansen, 5º 2º cs naturales.27 de agosto de 2009, 19:40

    Lázaro una tarde salió a caminar por las angostas y largas calles de la ciudad, cuando de repente se encuentra con una hermosa casa, una mansión, era verdaderamente un sueño, él muy asombrado se queda viéndola un largo rato, y se pregunta en vos baja, ¿de quién será esta tan linda mansión? , de pronto se empiezan a escuchar unos pasos, parecía que venían de la casa, y si, eran de la casa, el dueño sale afuera justamente a hacer unos trámites por motivos de trabajo, lo ve a Lázaro y le pregunta: ¿quién eres?, ¿necesitas algo? , este le responde con la verdad, le dice que se había quedado impresionado mirando la casa, el hombre de alguna manera se siente halagado, y empieza a averiguar sobre la vida de Lázaro, este le cuenta su triste y desalentadora historia, el hombre no parecía sensible, pero aseguro que un poco de pena por Lázaro sintió, si la sintió.
    Lázaro era especial para esto, era tan simpático que el hombre hablaba y hablaba sin parar, estaba encantado, después de conversar un largo rato el hombre le pregunta si tenía trabajo, Lázaro le responde que no, sin pensarlo el hombre le ofrece quedarse a trabajar en la casa ayudándolo a él a hacer tramites y quehaceres de la casa, está demás decir que Lázaro no dudó ni un segundo en aceptar, en un instante pensó que le cambiaria la vida trabajar en un lugar como ese, el hombre ofreció una buena cantidad de dinero y comida a cambio del trabajo, y Lázaro se sintió feliz, si feliz, es esa la palabra justa.
    Pasaron 5 años y Lázaro aun sigue trabajando en la mansión, el hombre vivía con su mujer, y para ellos Lázaro era como su hijo, lo cuidaban y le daban todo lo que necesitaba, desde ese momento Lázaro dejo de pasar hambre, frio, y de tener una vida triste, y a pesar de que ahora tenía dinero nunca jamás olvido lo que antes vivió y cada vez que se cruza con un vagabundo se acuerda de que así antes era él, y por eso siempre los ayuda con algo, el no desea ni va a desear que alguien viva lo que a él le toco vivir, a Lázaro ni la plata ni nada le va a hacer cambiar ese gran corazón que tiene, porque él asegura que también es parte de la vida pensar en los demás.

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  43. Hoy en día los chicos de la calle en lugar de vivir con sus padres viven solos o con tutores, de los cuales muchas veces reciben maltratos, tanto físicos como emocionales.
    Las condiciones de vida de estos niños, al igual que las de Lazarillo, son precarias: pasan hambre, están permanentemente expuestos a la inseguridad y no poseen educación.
    Tienen que recurrir a la astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y el hurto, para intentar ascender en su precaria condición social.
    Estos niños, al igual que el Lazarillo, piden limosnas para poder sustentarse, en algunos casos en edad avanzada lo hacen para no trabajar.
    Debido al analfabetismo, utilizan un lenguaje vulgar y precario. Muchos se caracterizan por la falta de vergüenza y de respeto hacia las demás personas.
    En la época del Lazarillo no había la tasa de pobreza que hay hoy en día en Argentina.
    Lázaro debido al mal que recibía se vengaba de sus amos. Hoy en día no todos pueden defenderse, por falta de valor o de recursos.
    Cuando Lázaro recibía buen trato lo sabía valorar y ahora los chicos de la calle si le brindás tu ayuda a veces no la valoran y pretenden siempre más, nunca les alcanza con lo que uno les ofrece.
    Sobre todas las cosas, pienso que es una lástima que se haya perdido el respeto por la vida humana.

    Lucía Jazal - 5º 2º Ciencias Naturales

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  44. Estimado Lázaro:

    Quiero hacerle llegar mi agradecimiento por hacerme participe de su historia para poder así entender mejor el caso y darle mi opinión al respecto.

    Según lo narrado su vida ha sido muy difícil, ha pasado hambre y maltratos, pero sin embargo no se detuvo, siguió adelante en busca de una vida mejor, fue solidario con el que lo necesito, aprendió las lecciones a tiempo y uso su astucia para poder sobrevivir.

    Todo esto tuvo su fruto, consiguió lo que buscaba, ascender un peldaño en la escala social.

    No muchas personas en su lugar hubiesen conseguido lograr lo que usted. Posiblemente hubiesen desistido ante tantas dificultades.

    Es por eso que lo felicito. Esto demuestra que es una persona de bien y que merece el mayor de mis respetos.

    Sin mas y augurándole una prospera vida me despido de usted.


    Saluda atentamente.

    Marina Cerino - 5º 2º C.N.

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  45. En la actualidad hay millones de chicos como Lázaro que, debido a la pobreza, no pueden tener una educación, una vivienda digna, una familia que los proteja, que los defienda. Estos chicos viven en la calle, deambulan por todos lados vendiendo cosas, pidiendo limosnas para poder comprarse algo para comer y, si no lo consiguen, se dedican a robar o a prostituirse por unas monedas. Estos chicos duermes adonde los encuentre la noche, en el banco de alguna plaza, en la puerta de algún edificio, debajo de algún puente.. Están expuestos a muchos peligros y encima son discriminados y excluidos de la sociedad.
    En la novela Lázaro también sufrió la pobreza, padeció con cada uno de sus amos muchas adversidades, pero también le dejaron algunas que otras enseñanzas que le sirvieron para subsistir de una manera picaresca y sin maldad.
    Tenemos que reflexionar y hacer algo para que no haya más chicos de la calle. La sociedad toda tiene la obligación de respetar los derechos de los niños para que puedan tener una vida digna.

    Marianela Gómez - 5º 2º C.N.

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  46. Los trabajos están MUY MUY bien, la verdad es que estoy gratamente sorprendida, porque nunca pensé que iban a salir tantas cosas lindas y tan variadas. Es un placer leerlos.
    Les recomiendo que se lean entre ustedes, porque está bueno ver qué hizo el otro siguiendo la misma consigna. Pueden también dejarle un comentario a un compañero, para felicitarlo o darle su opinión.
    Sigan trabajando así!!

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  47. "Una pequeña vida en un mundo grande"
    Eliana Torresi - 5to. 2º C.N.

    El Toti, una inocente víctima de una sociedad egoísta, nació en el lado oscuro de la vida, el que la mayoría no vemos o mejor dicho no queremos ver.
    Desde el momento de su nacimiento, la suerte no estuvo de su lado. Su madre, que pertenecía a una clase media, fue secuestrada a los 14 años por esos malditos traficantes que la obligaron a prostituirse. A los 18 años, en su labor de todos los días, algo falló y apareció Toti. El destino de Toti era venderlo a una familia y así fue. Después del parto su madre no lo pudo ver, ni pudo sentir su piel y él no pudo sentir una caricia de su madre. A ella le dijeron que nació muerto y todo el dolor del mundo tuvo que seguir con la cruz que le impuso el destino.
    La nueva “familia” de Toti no era la esperada. Su madrastra, Elena, fingió un embarazo para retener a su novio, el cual estaba enamorado de otra. Todo le salió como lo planeó, pero faltaba amor en todos los rincones de la casa. Ella no quería a Toti y su padrastro, Juan, no la quería a Elena. Ella no tenía paciencia, no sabía cuidar chicos, lo maltrataba, se olvidaba de darle de comer. Juan se encargaba de bañarlo y cambiarlo en los pocos momentos que estaba, porque vivía trabajando y poca atención le prestaba a Toti.
    Cuando Toti tenía alrededor de cinco años, toda la farsa se terminó. Juan se enteró de la terrible mentira de Elena y Toti, que estaba acostumbrado a las peleas y malos tratos, no entendió lo que pasaba. Juan por cuestiones laborales tenía que irse a otro país por mucho tiempo y no se podía llevar al niño. Por eso le pide y exige a Elena que lleve a Toti con su verdadera madre, que se haga cargo del acto monstruoso que realizó. Ella le promete que lo va a hacer, finge estar arrepentida, aunque nunca cumplió la promesa.
    Decide llevarlo a un lugar para chicos huérfanos. Allí se rompían con todos los derechos de los niños. Era un lugar que daba temor: todo en penumbras, dormían en una pieza todos amontonados y sin abrigos. Para comer tenían que rebuscárselas en la calle como sea. Si no les llevaban alimentos o monedas a sus superiores, eran castigados.
    Toti desconcertado temblaba del miedo. Miraba con ojos grandes las miserias que comenzaban a formar parte de su vida. Cuando estaba al punto de llanto se le acercaron unos chicos y enseguida se hicieron amigos. Con ellos salió a las calles y éstos le enseñaron varios trucos para sobrevivir. Uno de sus amigos tenía nueve años, otro diez y el tercero once.
    Primero le indicaron cómo debía pedir monedas. Tal vez no hacía falta decir muchas palabras, con sólo verlo sentirían lástima, tan flaco el pobre, con su pena cargando en el rostro, con la ropa que le quedaba chica y estaba bastante sucia. A pesar de todo no le fue muy bien y quedó sorprendido de lo rápido que caminaba la gente: nadie lo veía. Apenas unas monedas logró juntar, pero no le alcanzaron para nada.
    Aprendió también técnicas para hacer malabares en los semáforos, pero se olvidaron de explicarle el significado de sus colores. Muy concentrado estaba tratando de coordinar todos los movimientos cuando sintió las bocinas y gritos. Tanto fue el susto que tiró todo al suelo y no sabía qué hacer. Los autos comenzaron a acelerar; los de atrás arrancaron. Él se puso a juntar las pelotitas. Los autos que podían pasar, pasaban, los otros enfurecidos con el niño esperaban a que se corriera. Toti corrió a la vereda, pero luego vio que una pelotita quedó en medio de los autos y como pudo cruzó. Un auto frenó de golpe y otro de atrás lo chocó, y así sucesivamente, como “un efecto dominó”. Él, aliviado por haber podido juntar todos sus elementos, se fue por las calles, con el fracaso de no haber obtenido nada y haber dejado el tránsito alborotado.

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